Ahora no -me dije-. Vamos a leer un
rato,
vamos a tratar de entender las cosas
un poco mejor.
Ahora no es el momento de podar mis
versos,
no podría con ellos, los
destrozaría.
Cuando no nos vemos claros ¿cómo
vamos a leernos?
Ni la mente más fuerte puede
aniquilar un cansancio largamente
alentado.
¿Alguien intuye lo que anida en su
propio corazón?
¿Hay alguien por ahí capaz de desvestirse el alma,
penetrar en la sustancia de sus
inquietudes
y conocer los trances que han
edificado su historia?
¿Quién se agota más, el farero o el
faro?
¿El fruto cae del árbol porque ya no
resiste
o es el árbol el que suelta al fruto
cansado de sostenerlo?
Gastamos las horas esperando que el
silencio nos hable
mientras perseguimos las sombras del
techo.
Podría haber hecho las cosas tan
bien... O bien.
Sólo queda intentarlo de ahora en
adelante.
Saludos con el viento.