INTENCIÓN
Busco
mi propia voz, aquella que me sirva para contar lo que quiero contar y haga que
mis palabras filtren la esencia de la historia.
¿Trasmitiré
lo que pretendo? ¿Llegarán los colores matizados o serán una simple acumulación
de los mismos en una paleta?
Que
mi voz me llegue primero a mí. Si no me escucho, no me veo y tampoco me
reconozco, estoy sorda, soy ciega, transparente. Siendo así no tendría peso ni
entidad. Cualquiera que se creyese con el suficiente conocimiento o autoridad
para ello, podría llamarme inane.
Me
llamo Olvido, Olvido Solá.
(Introducción de "El pintor ciego)
Saludos con el viento.
11 comentarios:
ay, que bonito, María.
Felicidades por tu niño de papel, espero que te dé muchas alegrías.
Me quedó muy lejos, demasiado para ir, ya me habría gustado estar más cerca.
Abrazos, saludos también con el viento que sopla desde el mar.
Ío
Muchas gracias, Io. Me quedo con esa plácida brisa marina...
Un abrazo.
Benditos los que saben a dónde van, para qué viven y qué es lo que quieren, aunque lo que quieran sea pequeño y se llame Martín. De ellos es el reino de estar vivos.
Novela: En la mano de la mujer está el conseguir su dolor sea de agonía o de parto. La mujer no puede impedir el dolor que le ocasionan los acontecimientos. Pero sí puede lograr que no le aniquile. E incluso conseguir que la levante en vilo.
Un abrazo fuerte.
Por supuesto, como no podía ser de otra forma, poesía sin limitación formal.
Ya la he comprado. Y después de este aperitivo, solo espero la hora de comer.
Un abrazo, compañera
Querido Juan, ¿Qué sería lo grandioso sin lo insignificante?
Gracias.
Un abrazo.
Gracias, Amando, amigo mío. Deseo fervientemente que te guste.
Un abrazo.
La genialidad nunca se perdona, y menos cuando todo el mundo cree que sabe a que atenerse.
Un beso.
Gracias, Juan, pues creo intuir lo que me dices.
Es necesario que el ser humano realice una labor de introspección y se haga así mismo muchas preguntas...
Abrazo fuerte.
Un payaso sale al proscenio para anunciar que se ha declarado un incendio entre bastidores. El público ríe y aplaude, tomando la alarmada noticia como un chiste. El pobre payaso la repite, con lo que los aplausos son todavía más entusiastas, así creía el filosofo danés Kierkegaard que perecerá el mundo. Como ves, María, en esa historia la realidad se toma por ficción, pero en la tuya ocurre lo inverso...
Un abrazo fuerte.
Shhh... Afinas demasiado, amigo mío. Dejemos que la gente sueñe...
Abrazo.
Ya sabes lo muchísimo que me emocionó cada sentimiento de tu último libro, pero es mucho más lo que engrandece la fuerza que conlleva através de cada página. Lo he leído tres veces y su grito de esperanza se ha quedado en mí. Gracias María.
Besos.
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