martes, 22 de febrero de 2011

Ayer


En esa tarde soleada, aquella chica de ojos verdes y lánguidos, iba paseando en bicicleta, con una amplia pamela y un vaporoso vestido largo y blanco con encajes en la bastilla.

Iba por un camino de tierra, pegada al muro de piedras adornado con zarzamoras; con los baches del camino, los pequeños frutos recogidos caían saltarines al suelo desde la cesta incorporada a la bicicleta, dejando pequeñas manchas moradas al ser aplastados por las ruedas. Bajo la pamela, el largo cabello ambarino, la piel blanca y la sonrisa más joven. Paz. El camino a casa tras el revitalizante paseo vespertino.

Cierra los ojos, se recuesta en su mecedora de mimbre bañada en barniz brillante, casi dorado; tiene el largo cabello plateado retirado de la cara con dos antiguas peinetas, la piel blanca y vetusta, con las marcas del tiempo en su sonrisa. Paz. Observa la nueva carretera cubierta de asfalto y recuerda aquel camino y su paseo de retorno a casa al atardecer. Parece que fue ayer...
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Saludos con el viento

4 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Una prosa exquisita
y lograda.

Saludos :)

María Blázquez dijo...

Gracias amigo, por el comentario, la visita y el tiempo.

Saludos cordiales.

Pepe dijo...

Gracias María por crear estas Hermosas y sencillas pinturas.

María Blázquez dijo...

A ti, por estar siempre ahí para leerlas.

Un abrazo.

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