miércoles, 14 de septiembre de 2011

Hambre


Dicen que soy fértil,
fecunda
de hijos sanos y fuertes.
¿Por qué entonces
contemplo miles de semillas
y solo reconozco un par de árboles robustos?


No sé cuánto llevo escrito
esta noche. Voy a dejarlo
por vergüenza,
por obligación,
porque si me exprimo toda,
tal vez mañana no encuentre
nada que escribir
y, si fuese así un día tras otro,
moriría de anorexia.


Saludos con el viento.

6 comentarios:

Amando Carabias dijo...

¿Será así de veras? ¿Será que conviene guardar o dosificarse? ¿Será que tenemos un límite y no conviene dilapidarlo tal que fuera una cuenta corriente de inspiración?

María Blázquez dijo...

Quiero pensar que no. Prefiero creer que es un manantial que unas veces brota con más caudal que otras, pero que no se agota. Me tranquiliza más la creencia de que cuando hacemos demasiado uso de él, solo hay que dejar que se rellene de nuevo.

Gracias por comentar Amando.

Un abrazo.

Brenda Castillo dijo...

Vaya que te comprendo, para mí la escritura es la mejor forma de libración, siento que si un escritor/poeta, no tiene más que escribir, es porque se le ha acabado la vida.

Buena vibra, saludos

María Blázquez dijo...

Sí, me siento entendida, como creo que lo harán los viciosos de esto, je,je...

Un cordial saludo Brenda.

TORO SALVAJE dijo...

Dosifícate.
Si.
Así nos durarás más.

María Blázquez dijo...

Lo intentaré...

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